Una nueva etapa del juicio por corrupción en el fútbol sudamericano volvió a colocar a Uruguay en el centro de la polémica. Durante su declaración como testigo en una corte federal de Nueva York, el argentino Alejandro Burzaco, exCEO de la empresa Torneos, afirmó bajo juramento que Francisco “Paco” Casal pagó sobornos a Eugenio Figueredo, expresidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y exvicepresidente de la Conmebol.
Burzaco, quien ya había sido condenado en 2017 por su participación en el esquema de corrupción internacional conocido como FIFAGate, declaró esta vez en el marco del juicio que enfrenta a la empresa Full Play y a dos exejecutivos de Fox Sports. Su testimonio fue utilizado por la Fiscalía estadounidense para exponer cómo operaba la red de sobornos que involucraba a federaciones, empresarios y medios de comunicación en la disputa por los derechos televisivos de torneos de Conmebol.
Según Búsqueda, Burzaco relató que fue el mismo Figueredo quien le confesó haber recibido pagos ilegales por parte del reconocido empresario uruguayo. “Figueredo me dijo que Paco Casal le había pagado sobornos”, aseguró el exdirectivo. En esa misma línea, agregó que el uruguayo “representaba una amenaza real” para sus negocios, dado que estaba dispuesto a pagar “coimas más altas” con tal de asegurarse los contratos de televisación.
La Fiscalía presentó además un correo electrónico clave para ilustrar al jurado cómo operaban los acusados: Burzaco advirtió a sus socios que Casal era “un competidor peligroso” por su disposición a desembolsar sumas multimillonarias y por su acceso directo a varios dirigentes del continente.
A continuación se presenta la declaración de 2023, incluida en los anexos presentados por los fiscales en su apelación:
—¿Está usted familiarizado con el individuo llamado Paco Casal? —preguntó la fiscal Kaitlin Farrell.
—Sí —respondió Burzaco.
—¿Es este caballero al final de este cuadro de velcro?
—Sí.
—¿Un look al estilo Mick Jagger?
—Sí, con mucho pelo.
—Durante este período de tiempo, verano de 2012, ¿qué amenaza, si existía, representaba el señor Casal para los planes de Fox de volverse un líder en el fútbol?
(…)
—Era un competidor de riesgo porque no solo estaba dispuesto a pagar un precio mucho mayor, lo que probablemente todos los jugadores del mercado estarían dispuestos a pagar mucho más que TyT Cayman, pero Paco Casal es una persona que yo sé que pagó coimas en el pasado a directivos de fútbol.
—¿Cómo lo sabe?
—Porque Eugenio Figueredo, que era uno de los sobornados en este esquema cuando era presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, me dijo que recibió sobornos de Casal.
—¿Y qué hacía de Casal una amenaza superior desde su perspectiva?
—Era una amenaza superior porque no solo era… no solo tenía el deseo de presentar una oferta mucho mayor que lo que TyT estaba pagando, sino también porque probablemente iba a pagar coimas aún mayores a todos estos individuos.
Casal había sido durante años el principal tenedor de los derechos de televisación del fútbol uruguayo, un poder que construyó desde los tiempos en que Eugenio Figueredo presidía la AUF. Sin embargo, cuando intentó ampliar su influencia y competir en el terreno continental con su empresa Gol TV, se topó con el muro impuesto por Burzaco, Torneos y Fox Sports. En 2012, pese a un intento de negociación, las conversaciones se rompieron luego de que Casal presentara por su cuenta una oferta millonaria a Conmebol. Desde entonces, los empresarios lo calificaron como un “terrorista” corporativo y bloquearon sistemáticamente su entrada al negocio regional, según reveló el semanario Búsqueda en 2023.
La tensión escaló cuando Casal empezó a reunir pruebas y a convocar clubes sudamericanos para denunciar los presuntos sobornos en Conmebol. Su presión derivó en una denuncia penal en Uruguay en diciembre de 2013 —respaldada por clubes locales y la Mutual Uruguaya de Futbolistas— que señalaba por estafa y lavado de dinero a Figueredo y otros dirigentes. Según la documentación judicial, la amenaza que representaba Casal llevó incluso a que Torneos y sus socios decidieran aumentar los sobornos para sostener su control sobre los derechos de transmisión en Sudamérica.
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